El profesor de inglés Jonathan Teuma, se corta las rastas y comenta una experiencia única

Víctor Martín Muñoz. Fuenlabrada.- El Profesor de inglés, Jonathan Teuma nació en Gibraltar en 1978. Lo describió como “nacer en una prisión”, ya que son unos seis kilómetros cuadrados en una frontera cerrada, donde solamente salía la gente que tenía dinero. Describe Gibraltar con un ambiente medio español, medio inglés. Permaneció allí hasta los 18 años, edad en la que fue a estudiar a Inglaterra, donde estuvo tres años en Londres en la Universidad de Middlesex estudiando Literatura inglesa y estudios de Raza y Cultura, centrándose en las excolonias británicas.

“El que fuera inglés me ayudó a centrarme en su literatura y en su idioma” argumentó, ya que le resulta más fácil explicarse y escribir. Más tarde, el señor Teuma ejerció de periodista, escribiendo una columna de historia en un periódico semanal que se escribía en Inglaterra y era mandado a Gibraltar. Después de ahorrar, decidió apuntarse a una ONG con la que acudió seis meses a Inglaterra, donde se formó para aprender portugués. Más tarde viajó a Angola por un proyecto de prevención del SIDA. “Esa fue mi primera experiencia docente”, comentó, ya que para atraer a la gente al centro de Angola decidió dar clases de inglés. No permaneció en la capital, sino que estuvo viviendo su experiencia con la ONG en un pueblo de la afueras, de unos 10000 habitantes, llamado Kabila. Sólo eran cinco hombres blancos en el poblado y la gente que nunca había visto un hombre de raza blanca se sorprendía mucho, e incluso le preguntaban a Jonathan si era una mujer, “ya que por aquel entonces tenía el pelo más largo y pesaba más.” Es muy duro, pues son países donde hay un alto porcentaje de analfabetismo”, ya que allí se hacían muchos anuncios y por ejemplo la mayoría de la población no contaba con televisión, e incluso “la población se reunían en las casas de vecinos y amigos para ver en una televisión una película todos juntos”.

La población de Angola está más pendiente de enfermedades como la malaria que del SIDA, debido quizás al analfabetismo de la población o a que la gente muere antes de malaria que de SIDA. Los habitantes de Kabila pensaban que no éramos más que otros blancos que habíamos ido sólo a vender condones. Más tarde, Jonathan Teuma observó que la práctica de su organización no le gustaba, aunque de todos los proyectos que tuvo este era uno de los más efectivos. Trabajaron a base de charlas o un centro de jóvenes o de la iglesia; o hacían seminarios de tres días, que eran más efectivos ya que acudía mucha gente. La población empezó a acudir a pedir preservativos y a preocuparse un poco más por el SIDA. “A esta experiencia le sacas algo muy especial”, ya que aprendió más de lo que pensó, según explicó Jonathan. “Terminó la guerra estando yo allí, aunque la zona en la que permanecí fue de las menos dañadas.” “Por mucha pobreza que había la gente sonría mucho más que aquí”, contó.

Cuando volvió de Angola fue a Nottingham (Inglaterra), donde continuó formándose profesionalmente. La describe como “una ciudad pequeña, bonita y con mucho ambiente”. De ahí viajó a Gibraltar, donde estuvo trabajando con personas con discapacidad durante dos años, ya que quería ahorrar para realizar otro viaje. A los dos años se fue de “mochilero” a Latinoamérica, donde acudió a hacer un curso de docencia a México, enseñando inglés como segundo idioma. También estuvo en Colombia, Brasil y Argentina, donde le influyeron “sus paisajes y su gente abierta”.

Más tarde se dedicó a profesor de inglés en Gibraltar, y estuvo en un centro para adultos e inmigrantes durante dos años hasta que llegó a Madrid por primera vez y “se enamoró de la ciudad” comentó. Hace un año quiso trabajar en la Universidad Rey Juan Carlos como profesor de inglés, donde continúa hasta la fecha de hoy.

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