Fabada, guisantes, tortilla de mamá, lasaña del fin de semana, o paella de la abuela son algunos de los platos que se pueden observar en las mesas del comedor de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), y es que ante la crisis son muchos los alumnos que deciden traerse la comida de casa en un Tupperware y ahorrarse esos 4,80 euros del menú del día.
Tamara María Pérez Gómez. Fuenlabrada.- El comedor de la universidad comienza a llenarse a mediodía y los estudiantes se agolpan para hacer cola en la máquina y encontrar una buena mesa. Tal y como afirma la alumna y usuaria del restaurante de la URJC María Fernández: “el comedor se llena muy rápidamente. Hay que venir un poco antes para coger sitio, sobre todo si estamos en época de exámenes”.
A la entrada del comedor, situado en el edificio de restauración, se pueden observar dos tipos de comensales: los que esperan pacientemente, y con el monedero entre las manos, la cola de la máquina donde se sacan los tickets de los menús; y los que esperan su turno alrededor de las mesas donde están situados los microondas con el Tupper en la mano.
“Me traigo la comida de casa porque así ahorro casi sin darme cuenta y porque de esta manera como cada día lo que quiero y no siempre arroz, que parece que todos los días hay paella en el menú”, es una de las afirmaciones más escuchadas entre los alumnos.
Esta práctica universitaria de llevar la comida de casa envasada en una tartera es algo que también se ha extrapolado a los despachos. Ahora hay más microondas en las empresas porque cada vez hay más trabajadores que comen en la oficina y no en la cafetería o en un bar cercano. Esta tendencia a ahorrar la marca la crisis. Los empleados que se llevan la comida al trabajo han aumentado un 9% en este último año, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Si en el año 2008 un 13,4 % admitía que llevaba su comida al trabajo, en el 2009 la cifra llega al 22%.
Ya no se come el menú del día, ahora lo que se lleva son las comidas caseras y los restos de la cena. Esta, casi impuesta, afición por las tarteras que ha nacido entre los que están sufriendo la crisis ha hecho que también se consuman más alimentos de marcas blancas con los que rellenar las fiambreras. Ya se sabe, los tiempos de crisis son buenos tiempos para el Tupper.
Tamara María Pérez Gómez. Fuenlabrada.- El comedor de la universidad comienza a llenarse a mediodía y los estudiantes se agolpan para hacer cola en la máquina y encontrar una buena mesa. Tal y como afirma la alumna y usuaria del restaurante de la URJC María Fernández: “el comedor se llena muy rápidamente. Hay que venir un poco antes para coger sitio, sobre todo si estamos en época de exámenes”.
A la entrada del comedor, situado en el edificio de restauración, se pueden observar dos tipos de comensales: los que esperan pacientemente, y con el monedero entre las manos, la cola de la máquina donde se sacan los tickets de los menús; y los que esperan su turno alrededor de las mesas donde están situados los microondas con el Tupper en la mano.
“Me traigo la comida de casa porque así ahorro casi sin darme cuenta y porque de esta manera como cada día lo que quiero y no siempre arroz, que parece que todos los días hay paella en el menú”, es una de las afirmaciones más escuchadas entre los alumnos.
Esta práctica universitaria de llevar la comida de casa envasada en una tartera es algo que también se ha extrapolado a los despachos. Ahora hay más microondas en las empresas porque cada vez hay más trabajadores que comen en la oficina y no en la cafetería o en un bar cercano. Esta tendencia a ahorrar la marca la crisis. Los empleados que se llevan la comida al trabajo han aumentado un 9% en este último año, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Si en el año 2008 un 13,4 % admitía que llevaba su comida al trabajo, en el 2009 la cifra llega al 22%.
Ya no se come el menú del día, ahora lo que se lleva son las comidas caseras y los restos de la cena. Esta, casi impuesta, afición por las tarteras que ha nacido entre los que están sufriendo la crisis ha hecho que también se consuman más alimentos de marcas blancas con los que rellenar las fiambreras. Ya se sabe, los tiempos de crisis son buenos tiempos para el Tupper.
0 comentarios:
Publicar un comentario