Almudena Morales Botello. Fuenlabrada.- Son las 11:45 de la mañana y la clase 312 del aulario III de la Universidad Rey Juan Carlos, está repleta de gente. Multitud de profesores acudieron el 24 de noviembre a la reunión organizada para informar a los representantes de cada centro educativo sobre la nueva selectividad. Una clase que aún huele a nueva, que tiene cajas vacías por los rincones, y que todavía no está equipada con un ordenador, tan sólo hay lo necesario para que la reunión se pueda llevar a cabo, una clase y un aulario que en definitiva están recién estrenados.
A la entrada del aula, María Paz Márquez Sanz, se ocupa de dar la bienvenida a todos los profesores que llegan. Una vez recibidos, la mayoría de ellos se dirigen a un mismo punto, una pequeña mesita colocada en un extremo de la clase, repleta de tazas de café y una gran bandeja de chocolate, los más golosos se concentran alrededor de la mesa mientras charlan con sus compañeros antes de comenzar la reunión.
Cuando son las 12 de la mañana, cada profesor se sienta en su sitio, quizás sintiéndose de nuevo como alumnos, cogen sus bolígrafos, todos excepto uno que abre su portátil blanco, presumiendo de las nuevas tecnologías, y comienzan a anotar punto por punto los criterios de la nueva selectividad. La mayoría son puntuales, excepto algún despistado que entra en la sala, media hora más tarde intentando no llamar mucho la atención.
Estrella Padilla, es la encargada de informar a los representantes de cada centro educativo, en su cara se refleja el nerviosismo de esas primeras conferencias en público, incluso en algún momento mostró como se sentía: “perdonad si no me entendéis, es la primera vez que explico esto en público” argumentaba en ocasiones.
Aunque algunos de los asistentes parecía no comprenderla, mostrándose enfadado con la situación: “veo la nueva selectividad muy injusta”, “aún no me queda nada claro”, fueron algunas de las declaraciones. La reunión cada vez era más tensa, la sala se alborotaba y todos debatían entre ellos, mientras, Estrella Padilla cada vez se iba aflojando más el gran pañuelo gris que le rodeaba el cuello e intentaba seguir con sus explicaciones.
Su compañera, Paula García, que en ningún momento intervino en la charla, vestida con unos vaqueros, deportivas y una sudadera de Adidas, no parecía sentirse muy cómoda en la sala, tanto es así que a mitad de la charla se levantó de la mesa que ocupaba con Estrella Padilla y se sentó en uno de los pupitres en primera fila.
A las 13:15 horas aún seguían debatiendo, se reflejaba en la cara de algunos profesores el aburrimiento, en otros se notaba que tenían prisa por marcharse de nuevo a sus puestos como profesores y otros simplemente querían descansar en sus casas, por lo que poco a poco algunos de ellos se fueron levantando de sus asientos marchándose sigilosamente.
Tras 45 minutos más, la reunión finaliza, y Estrella Padilla por fin respira aliviada después de la lucha que ha tenido con los profesores más rebeldes. De nuevo los profesores que aún se encuentran en la sala se reúnen en pequeños grupos, y se dirigen a por el último café.
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