“Me encontré el cuerpo de un muerto como si estuviera allí tomando el sol”


Daniel Espina, dependiente de la librería del campus de Fuenlabrada


Estrella Romero Durán, Fuenlabrada.- Daniel Espina es uno de los trabajadores del campus de Fuenlabrada en la Universidad Rey Juan Carlos. Es dependiente de la librería desde hace 4 años. Tiene dos hijos y su pasión es el montañismo.


Pregunta. ¿Cómo descubrió el montañismo?
Respuesta. Con mis amigos cuando teníamos 9 años, empezamos a subir al monte que teníamos cerca de casa, era un juego. Sin embargo estas cosas no se descubren conscientemente; empiezas la actividad, te gusta, sigues haciéndola y te sientes bien. Luego la cosa cambia, ahora hago expediciones de mucha alcurnia.

P. ¿Qué tipo de expediciones hace?
R. Al Himalaya, Los Andes, Al Indicus… Donde están las grandes montañas. Pero he estado en muchos otros sitios como en toda Asia, Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Islandia…

P. ¿Tiene algún ídolo en el mundo de la montaña?
R. Rehiold Messner, que fue el primer hombre que hizo los 14.8000. Desde él, la montaña se hace con otra mentalidad.

P. ¿Por qué decidió subir al Himalaya?
R. La idea surge a medida que vas alcanzando retos, buscas el espíritu de superación. Cuando ya habíamos hecho todas las montañas de por aquí, buscamos montañas más altas.

P. ¿Con cuantos años lo escaló por primera vez?
R. Bastante joven, con 21 años.

P. ¿Cuál fue la primera montaña que considere seria que escaló?
R. La primera que me hizo ilusión fue un 6.000, el Spot Cangli, un pico que está en el norte de la India. Esto es lo que se llama una expedición de altura.

P. ¿Ha habido muchas montañas que las ha tenido que dejar, llegar a un punto y decir “no puedo más”?
R. En esas circunstancias no, pero si ha habido momentos en que la climatología nos ha impedido subir. En esos momentos es un suicidio intentar subir.

P. ¿Y en esa situación que se le pasa por la cabeza?
R. Te sientes bastante jodido. Después de todo el esfuerzo que has hecho, el dinero que te has gastado… Pero si te dedicas a la montaña ya sabes lo que esto supone, no es el éxito garantizado. Ya no solo por el clima que haya en la montaña ni por ti mismo, sino por algún compañero que se pone enfermo y tienes que bajarlo.

P. ¿Si escribiera el libro, qué aventura cree que es la que más sorprendería a sus lectores?
R. Lo que a la gente le llama más la atención es cuando le dices: “estaba subiendo y me encontré el cuerpo de un muerto como si estuviera allí tomando el sol”. Pero en realidad eso no es lo más impactante, para mí lo importante es el esfuerzo, ver si tienes la capacidad de superarte cada vez más.

P. ¿Ha tenido algún otro tipo de anécdota similar a esta?
R. En el pico de Gscalanz, la misma noche que estábamos preparándonos empezó una tormenta y en el monte de enfrente había otros dos montañistas. Al día siguiente cuando nos disponíamos a hacer el mismo camino, nos los encontramos muertos.

P. También ha estado en Groenlandia como Guía Turístico ¿como cambia la perspectiva de la montaña a los ríos y glaciares?
R. Hice recorridos con cayac y recorridos fáciles, ya que los turistas no están preparados y allí todas las zonas son muy duras no hay ni caminos ni carreteras, te desplazas de un lugar a otro en barco. Todo es muy silvestre y allí es una aventura diaria. La climatología es algo muy difícil, estás sólo y es una sensación muy emocionante.

P. ¿Cuál es la dieta de la montaña?
R. Dependiendo de si la expedición lo permite y la zona donde estemos, subimos una cabra a la montaña. Entonces compramos una cabra en el monte y la subimos arriba, hasta que la matamos y nos la comemos, que para subirla muerta… ¡demasiado peso llevamos ya encima! Si no estás siempre comiendo sopas y de esta forma tenemos un poco de sustancia.

P. ¿Qué le diría a un joven para infundirle su gusto por el montañismo?
R. Sobre todo que practique, salir a la sierra, ver si le gusta, que tal le sienta el esfuerzo. En este deporte hay muchos inconvenientes, no siempre es todo tan bonito: hace mucho frio, viento, te enfrentas a gran cantidad de peligros, no siempre llegas hasta donde quieres. Entonces si ves que con todo esto sigues queriendo hacerlo, entonces vas a la montaña.











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