El 100% de los alumnos encuestados desconocen lo que es, el 10% admite que “le suena haberla oído” y sólo un 5% iría a probar

David Mielgo Pardo. Fuenlabrada.- En el año 2009, la Universidad Rey Juan Carlos decidió introducir nuevos conceptos de deporte en las actividades programadas del estadio Raúl González Blanco, como el ‘moe tai’, el ‘pa kua’ o la biodanza. Los dos primeros parece que han tenido algo más de acogida entre los alumnos, pero de ésta última nadie sabe nada, ni siquiera el bedel del estadio, quien, tras la pregunta acerca de si la conocía respondió “seguramente nadie sepa qué es eso”.

El mismo hombre remarcaba que ni siquiera ha visto a la monitora, Carmen Manceras, acercarse al gimnasio a dar su clase porque nadie se ha apuntado a estas clases que, además de ser gratuitas para facilitar la afluencia de gente, parecen tener beneficios físicos, emocionales y relacionales.

La biodanza, según algunos foros de internet, es una terapia creada por Rolando Toro, un psicólogo, antropólogo, pintor y poeta, que “mezcla la música con ejercicios progresivos donde los sentimientos se unen dejando surgir la expresión y la poética del encuentro humano”, además de mejorar la autoestima, el sistema inmunológico, la comprensión de uno mismo y “ofrece nuestra pequeña semilla en la transformación de un mundo más afectivo, humano y solidario”. ¿Será éste el fin de las guerras? Los alumnos encuestados se muestran escépticos: “¿Cómo va a funcionar eso?”, decían algunos. “Esos rollos espirituales, no van conmigo” decían otros tantos, pero había algunos que probarían simplemente por ver si funciona.

Quizá la organización de las escuelas deportivas de la universidad se haya equivocado al incluir este deporte entre sus ofertas, aunque motivos no le faltan, pues el programa de la actividad afirma que realizar este “arte” ayuda a liberar tensiones, relacionarse mejor con la gente y aumentar la concentración, algo que nunca viene mal en una universidad, a lo que una alumna respondió que “eso lo deberían poner en la carrera de danza, ¿quién va a tener el valor de acudir a esa clase y que no se rían de él?”. “La gente es muy vergonzosa con esas cosas” continuaba diciendo.

¿Retirarán este “deporte” del programa de actividades? ¿Conseguirá que algún alumno acuda a sus clases? El tiempo lo dirá, aunque viendo la opinión de los alumnos, no tiene mucho futuro.

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