David Mielgo Pardo. Fuenlabrada.- Eran las dos de la tarde de un nublado viernes en el campo de fútbol siete del campus de la Universidad Rey Juan Carlos de Fuenlabrada cuando los jugadores saltaron al campo para disputar el primer partido de la temporada en el grupo cuatro de la liga interna. El “Pachulines” vestía de amarillo mientras que el “Zorita” lucía equipación blanca.

Las oportunidades se dejaron ver en el comienzo del partido por parte de los dos equipos, aunque bien es cierto que el juego del equipo blanco se veía más pesado, con una falta de claridad en los pases que provocaba robos constantes por parte del contrario. Esto se prolongó a lo largo de todo el partido y provocó que el primer gol llegara en el minuto 11 de juego, proveniente de una jugada enlazada desde el centro que acabó en las botas de Raúl Fernández, que batió al portero por bajo situando el marcador en uno a cero.

Tras el primer jarro de agua fría, el “Zorita” empezó a tener el control del balón y en un corte muy acertado en el medio del campo, cuando se llevaban disputados 18 minutos de partido, armó la contra y el jugador que da nombre al equipo, Adrián Zorita, le dio un gol clarísimo a su compañero Marcos de López, que lanzó el balón al fondo de las mallas sin que el portero pudiera hacer nada, dejando el partido empatado.

Faltaba poco para llegar al final del primer tiempo cuando, de una jugada trastabillada que parecía no tener ninguna claridad, salió un gol de las botas de Carlos González que nadie se creía, ni siquiera él, según dijo gritando nada más marcar el gol. Con este resultado se llegó al descanso sin ninguna jugada destacable.

Tras empezar el segundo tiempo, se atisbaba que el jugador que iba a destacar era el portero del “Zorita”, Alberto Lozano, que evitó que el marcador fuese escandaloso. Lucía una réplica de la camiseta de Iker Casillas, e incluso el jugador tenía un cierto parecido al famoso guardameta. Paró desde todos los ángulos: por arriba, por abajo, con las piernas, con los puños... Pero no pudo parar el golazo que marcó en el minuto 43 el extremo derecho del Pachulines, Andrés Sánchez. Recibió el balón por parte de su capitán, Raúl Fernández, y perfilándose con la pierna derecha cruzó el balón y lo coló por la mismísima escuadra sin que el portero “paralotodo” pudiera llegar a atajarlo.

Este gol desmoralizó totalmente al equipo contrario, que en los siete minutos restantes no tuvo ninguna oportunidad, mientras que el equipo ganador acosaba una y otra vez la portería rival, aunque se encontraron en todas las ocasiones con el portero, que se convirtió en el mejor jugador del equipo blanco, mientras que el mejor jugador del otro equipo fue el autor del tercer gol, Andrés Sánchez.

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