Amanda Barquilla Vigara. Fuenlabrada.- Todos conocemos el lugar, el edificio de gestión, cada uno acude a él para diferentes cuestiones pero en su mayoría suelen estar llenas de papeleos y llamadas telefónicas. Ese fue nuestro caso, entramos en la sala gobernada por un silencio sepulcral, tan solo interrumpido por el ruido del teléfono, los dedos de los trabajadores golpeando las teclas o el papel que salía de las impresoras y el fax.

Al fondo entre sobres, papeles, fotografías, posters y grandes montones de documentos hayamos solo a una trabajadora, que nos informa que su compañero nos atenderá en unos minutos, mientras nosotras esperamos sentadas en un lateral de la sala sin decir nada, intimidadas quizás por el silencio que nos rodeaba.

De pronto aparece un hombre con una clara alopecia y una mirada de tener pocos amigos, nos acercamos al mostrador y le informamos de que deseamos entregar una alegación por la denegación de una beca. Sin preguntarnos si deseábamos esa opción, o si en cambio, deseábamos hacer un recurso de reposición, nos pide un papel que debíamos haber obtenido de la página web www.educación.es y haber llevado el impreso. Le comunicamos que dicho documento no se encuentra disponible en la página citada, con tono molesto y asegurando que dicho papel se encuentra totalmente visible en la página nos facilita el documento para rellenarlo.

Sin ningún tipo de información sobre como cumplimentar este documento y con pocas expectativas de que el trabajador nos proporcione la ayuda que necesitamos, volvemos al lateral de la sala y comenzamos a rellenar el formulario. De repente, como salido de la nada comenzamos a escuchar un hilo musical y al prestar atención podemos descubrir que se trata de la canción “when love takes over” de David Guetta feat y Kelly Rowland . Es justo en ese momento en el que la sala parece cobrar vida y como los niños que siguen al flautista de Hamelín empiezan a aparecer en la sala diferentes alumnos y trabajadores del lugar.

Finalmente logramos terminar el formulario y descubrimos que debíamos haber llevado también una fotocopia de la carta que recibimos, donde se nos informaba de la denegación de la beca y los motivos de dicha denegación. Tímidamente regresamos al mostrador y con amabilidad entregamos al trabajador nuestro formulario. El hombre nos pide la fotocopia de la carta y alegando la poca información de la que disponemos pedimos que nos faciliten una fotocopia o que acepte el original.

Ese hombre con cara de pocos amigos, que nos había tratado con frialdad y que mostraba total indiferencia por los demás, resulto ser un buen trabajador que aun sin concedernos mucha información a la hora de rellenar el formulario, finalmente nos hizo la fotocopia de nuestra carta, facilitándonos el proceso de nuestra reclamación. En este momento solo queda esperar que las alegaciones citadas en el impreso den un buen resultado y obtengamos la confirmación de la concesión de la beca.

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