Manuel Camacho García. Fuenlabrada.- “Mi pierna derecha te manda al hospital y la izquierda al cementerio”. Con esta frase del zurdo Mirko Crocop, luchador de vale tudo, hacía referencia a su estilo de lucha favorito el entrenador de muay thai y defensa personal de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) Aarón Sánchez. Este joven de 20 años es el encargado de impartir estas clases. Aarón posee la experiencia del que ha competido, tras muchos años de entrenamiento, en campeonatos de kick boxing amateur. También ha logrado un subcampeonato en un torneo de light contact en Madrid. Esta vez el maestro tiene la labor de transmitir la técnica aprendida durante un largo periodo a sus pupilos sin experiencia. Ahora le toca enseñar lo aprendido, es el momento.

Muchas ganas y facilidades, pero poco material
A pesar del empeño que muestra Aarón Sánchez en enseñar a sus chicos sólo le avala una semana dando clase en la URJC y en un gimnasio privado a gente de mayor nivel, que incluso compite en una disciplina tan exigente como es el boxeo. Y es que sus dos alumnos son todavía unos novatos en la disciplina a pesar de las ganas que ponen para completar su entrenamiento. Algo que puede resultar duro para unos muchachos que acaban de empezar a entrenar hace poco y que su forma física está muy lejos de su nivel más alto. De todas formas el entrenamiento, de momento, no es muy severo y combina los aspectos físicos, que son fundamentales, con los golpes al saco y algo de sombra para que los discípulos vayan cogiendo la técnica necesaria en sus golpes y observen y corrijan sus fallos con la ayuda del profesor.

Los útiles que hay en la sala son escasos y el monitor colabora sacando de su bolsa algo de material como un juego de mancuernas y una comba que esperan su momento de ser utilizadas en el suelo del gimnasio. Disperso por la sala se encuentra también un saco de boxeo un tanto curtido por los golpes y los años, unas cuantas colchonetas y los espejos que hay por la sala, tan sencillos y fundamentales en deportes como el boxeo y lucha en general a la hora de entrenar.

Estas clases están programadas los lunes y miércoles de ocho a nueve de la tarde con el fin de que sean compatibles tanto con el horario de clase de los estudiantes de la universidad como con el de quienes no lo son. En cuanto al precio, 30 euros al mes, es más barato que el de cualquier gimnasio privado para facilitar la incorporación de nuevos aprendices a estas clases.

Aquí no se pega a nadie
A pesar de esto, la gente no ha acogido este deporte con muy buenos ojos y no se sabe por qué. El resultado está en que a estas clases sólo acuden dos jóvenes y el profesor que las imparte.

Aarón Sánchez anima a la gente a que no tenga miedo y afirma que él nunca ha salido con un ojo morado ni con ninguna fractura. Además, él recuerda que ellos no van a pegar a nadie.

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