Laura Neila García. Fuenlabrada.- Alfredo Barrero Labajos, becario del Aula de Libre Acceso y estudiante de Telecomunicaciones, se encuentra sentado frente al ordenador de su mesa, situado en la primera planta del Laboratorio II de la URJC en Fuenlabrada mientras concede unas palabras para este Blog.


Pregunta: ¿A qué cree usted que se debe que estemos solos?

Respuesta: A que acabamos de empezar el curso y no hay mucho que estudiar.

P: ¿Cuál es la media de alumnos que visitan la sala al día?

R: Pues en época de exámenes y entrega de trabajos unos diez, pero durante el resto del curso lo normal es que no haya nadie.

P: Durante la época de exámenes y entrega de trabajos, ¿por qué cree usted que el número de personas es tan reducido? ¿Puede ser porque no todos los alumnos conocen la existencia de esta aula?

R: Me imagino que el número de personas es tan reducido porque no necesitan las funciones de esta aula, pero estoy seguro de que muchos alumnos no conocen su existencia. Puede que por eso el número de personas que vienen sea tan reducido.

P: ¿Quiénes pueden utilizar esta sala? ¿Cuáles son sus funciones?

R: Pues a ver, se llama aula de libre acceso porque pueden utilizarla todos los estudiantes. Y bueno, sus funciones son las mismas que las que tienen los ordenadores de la biblioteca, su uso por parte de los alumnos.

P: ¿En qué se diferencia esta sala con las salas de ordenadores de la biblioteca?

R: Se diferencia en que los ordenadores de esta sala cuentan con un montón de programas que los ordenadores de la biblioteca no tienen.

P: ¿Cuál es el perfil de los alumnos que acuden a esta aula?

R: Generalmente, son alumnos que necesitan programas que no tienen en sus casas y que necesitan para aprender a manejarlos o para realizar trabajos.

P: ¿Cree usted que la sala está equipada de manera que satisfaga todas las necesidades de los alumnos?

R: Sí, por supuesto. Todos los programas que hay instalados son los que los profesores utilizan en sus clases. Son ellos los que me piden que los instale por si sus alumnos los necesitan.

P: El curso pasado fueron renovados los ordenadores, ¿Considera usted que los estudiantes tratan bien las instalaciones de esta sala?

R: Sí, por norma general sí. Aunque he visto a algún que otro alumno dar golpes al teclado cuando el ordenador se le ha bloqueado.

P: Dejando a un lado el aula, ¿Cómo consiguió el trabajo?

R: Rellené un papel, lo entregué en gestión y me cogieron.

P: ¿En qué consiste su trabajo? ¿Le pidieron algún requisito?

R: Pues básicamente consiste en instalar programas, configurar impresoras, clonar equipos, formatearlos, y en ayudar a algún que otro profesor con los proyectores. En cuanto a los requisitos, debo cursar una ingeniería y tener un mínimo de conocimientos informáticos.

P: Siendo un alumno de nuevo ingreso, ¿por qué cree usted que consiguió el trabajo en lugar de otra persona? ¿Estaba suficientemente capacitado?

R: Obtuve el trabajo porque aparte de que nadie más lo había solicitado, mi madre conocía a mis jefes y les dijo que “me manejaba” con los ordenadores. Cuando empecé no me sentía muy capacitado y de hecho tuve que consultar bastantes dudas con algún que otro profesor, pero ahora mismo creo que se todo lo que tengo que saber.

P: El hecho de que su madre conociese a sus jefes, ¿se puede considerar como un “enchufe”?

R: Pues por un lado sí, pero por otro no, ya que nadie más solicito el puesto.

P: ¿Le es fácil compaginar este trabajo con los estudios?

R: Pues depende de la época, porque cuando empiezan los exámenes la sala se llena más. Y hay veces que estás trabajando y sabes que tienes que estudiar, pero ves que no tienes tiempo. Pero durante el resto del curso sí que es fácil ya que hay veces que nadie viene y tengo tiempo para llevar mis deberes al día.

P: ¿Considera positivo este trabajo para su experiencia laboral?

R: Sí, da “mazo” de currículo y creo que a las empresas les atrae más la experiencia laboral que la carrera en sí.

P: Una última pregunta para dar por finalizada la entrevista. ¿Tiene usted alguna anécdota?

P: Ninguna en particular, aunque muchas veces me confunden con un profesor. Una vez se me acercó una chica para que la enseñase como utilizar un programa, y cuando le dije que no tenía ni idea me pregunto que entonces para qué estaba ahí y le dije que para el mantenimiento y para que la sala no fuese un “gallinero”.

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