Isabel Reol Martínez. Fuenlabrada.- La IV Gala Internacional de Danza 2009 tuvo lugar el pasado 13 de noviembre. Comenzó a las 20:30 y terminó a las 23:00 horas, con la colaboración de integrantes del Ballet Nacional de Cuba, English National Ballet, Ballet Ronald Petit y Ballet Nacional Dominicano.

Mezcla de culturas y de sensaciones, podría ser la descripción perfecta para la noche del pasado viernes en el Teatro Tomás y Valiente de Fuenlabrada. Danza Clásica, Contemporánea y Española. Participantes españoles, franceses, dominicanos y cubanos. La risa, pasión, desnudo y emoción, son algunos de los componentes de la gala.

Con la luna de fondo, cuatro bailarinas vestidas de blanco inmaculado junto con un joven, deslumbran con sus movimientos a los espectadores para empezar el espectáculo. Cuanto más subía el satélite, más lucían los focos y más intenso era el baile, hasta que al cruzar el escenario por completo, todo concluye con la oscuridad más absoluta.

Al ritmo de latidos de corazón, notas de piano y violín, se realizó uno de los bailes más sentimentales y pasionales de la noche. Sólo dos chicas, Sara González e Inma Martín, consiguieron que el patio de butacas se inundara con murmullos cuando llegó el final de Piel Rota, así se llamaba el baile, se quitaron el corsé la una a la otra, sin llevar nada debajo más que su piel y se fundieron en un apasionado abrazo.

“¿Porqué a los espermatozoides les cuesta tanto llegar al óvulo con todos los que son? Porque son todos varones y se niegan a preguntar por el camino”; así presentaban su actuación Enrique Pérez y Julio Joseph, que bailaron ballet con unos ritmos cubanos, junto a dos chicas y algún que otro cómico golpe en los genitales, que dieron un punto divertido a la velada.

La primera gran ovación se la llevaron dos jóvenes que representaron “El Indio y La Lluvia”. Elvis, tras despojarse de su camisa y corbata para introducirlas en una maleta y quedarse únicamente con unos pantalones, comenzó la danza.

“Es el final de la vida, y el comienzo de la supervivencia” con esta frase del narrador, la compañera de Elvis, Alba, continuó la actuación. Y con pinturas de guerra en la cara y en el pecho, junto con movimientos extremadamente elásticos, consiguieron el ensordecedor ruido de unos aplausos que no terminaban.

Pero no fueron los únicos, las ovaciones fueron en aumento con la actuación de ballet clásico llamada Esmeralda Pas Deux, de una pareja muy talentosa que arrancó algún que otro silbido por la bella actuación de Hayna Gutiérrez y Romel Prometa, uno de los actuales “paternaires” de la destacada bailarina Tamara Rojo.

Claro que los primeros en conseguir gritos de bravo y aplausos sin fin fueron Aitor Hernández y Rocío Rodríguez con un baile flamenco que parecía se arrancaban del alma, mientras se rociaban con agua sus cabellos para representar “Entre Dos Aguas”.

Los otros susurros llegaron cuando en “A Classical Dance Night Out” una bailarina resbaló y calló al suelo, que resolvió con soltura y volvió a la actuación sin el más mínimo atisbo de nerviosismo. Fue un baile bonito y muy coordinado que la gente comentó al final de la noche como una buenísima interpretación.

Y del mismo modo que empezó todo, con el mismo fondo, terminó la función pero está vez palmeras cubrían parte de la luna para así ambientarnos en tierras donde el que manda es el patrón. Así culminó la noche, una brillante actuación de “La Leyenda de Mande” con pasión, alegría y tristeza.

Comenzaba con gran colorido en el que los campesinos bailan con el Hacendado, Starling Díaz, enamorado de una de las chicas, la protagonista Flor, interpretada por Elizabeth Crooke, representó el papel con soltura y gran talento. Pero ella no quería al patrón sino a otro joven, Mande, Lienz Chang, con el que quedará por la noche para dar rienda a su pasión. En ese momento se volvieron a escuchar murmullos cuando el bailarín dejó caer el vestido de su pareja al suelo del escenario, esta vez con un mayot debajo. Cuando el patrón los descubre, mata al joven tras un duelo y el escenario se tiñe de rojo sangre. Las mujeres velan por el alma del joven y su amada llora su muerte en un baile con fuerza que colmó el Teatro Tomás y Valiente de bravos, silbidos y aplausos sin ton ni son. Y todo bajo los ritmos de David Armengol.

La compañía de “Alicia Alonso” se despidió en el escenario y tras eso se encendieron las luces, la gente impaciente por felicitar a las familias de las triunfantes bailarinas y bailarines preguntan con entusiasmo “¿Perdón sois las hermanas de Teresa?”, y otros comentaban “Ha sido precioso”.

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