Víctor Martín Muñoz. Fuenlabrada.- El jueves 12 de noviembre a las 13:07 minutos comenzó la Séptima Muestra de Teatro Universitario en el salón de actos del campus fuenlabreño de la Universidad Rey Juan Carlos. La entrada era libre y se representaba una función de Antón Chejov bajo la dirección de Cistina Martín.

El evento estuvo constituido por dos actos, que hicieron que las butacas del salón de actos estuviesen a rebosar de jóvenes. Destacaron un grupo de estudiantes de un colegio de Ciempozuelos, cuya profesora mandó callar al principio de la obra. Los títulos de la función fueron: “El oso” y “La petición de mano”

El decorado estaba formado por dos sofás marrones, una mesilla de madera y una foto del difunto marido. Comenzaba el silencio, la cantidad de luz en el salón fue disminuyendo hasta quedarse a oscuras totalmente y una musiquilla alegre captó la atención del público. La obra ya había comenzado y apareció una asistenta llamada Irina y su ama Elena Ivánovna.

Irina llevaba un traje de asistenta blanco y negro con su respectiva cofia y Elena era una mujer de mediana edad que viste de luto con un chal negro y unos labios pintados de rojo que destacan su pálida cara.

La asistenta insistía a su ama a que abandonase ya el luto y aprovechase su vida, cuando llamaron fuerte a la puerta. La gente se sorprendió del golpe. Apareció a continuación un hombre llamado Grigori Stepánpvich reclamando a la viuda el dinero de su marido. Elena se negó a darle nada debido a su “humor de luto”, tal como ella grita y se lamenta. Al negarse la mujer, el cobrador Grigori dijo quedarse para siempre, hasta cobrar su dinero.

Grigori llevaba una gabardina verde y unas botas de militar con su respectivo gorro verde. Él se acomodó y bebió vodka, lo que creó una carcajada en los asientos. Discutieron de forma cómica por una deuda, creando una nueva carcajada entre el público, y llegaron al acuerdo de batirse a duelo para que finalmente el “frente oso” como Elena le llama, se enamora de ella y Elena le corresponde tras una indecisa decisión.

La trama concluyó con la asistenta corriendo para matar a Grigori con un hacha y encontrándose a ambos besándose, lo que generó más risa y aplausos a los actores de la primera parte. Surge a continuación un silencio sepulcral, acompañado de una oscuridad máxima y que lleva una ópera por empiece del segundo acto.

De repente, la luz se encendió y la escena comenzó con un hombre llamado Iván Vasilievich hablando de lo nervioso que se encontraba. Iván portaba un frac negro, con unos guantes blancos, una pajarita negra, una camisa de ceremonia blanca y un sombrero de copa que le hacía parecer un novio en su propia boda. La gente se rió de lo nervioso que estaba.

En esa ocasión el decorado era el mismo, pero la imagen del difunto marido es sustituida por el de una mujer. Apareció un hombre mayor llamado Stepán Stepánovich, llevando un bastón bastante pequeño, generando unos andares que crean una gracia general.

Iván se apareció en la casa del señor Stepán con el objetivo de pedir la mano de su hija. Su hija era Natasha Stepánovna, una joven muchacha de sonrosadas mejillas y unos lazos naranjas en la cabeza a juego con su vestido. Iván, que estaba muy nervioso por lo que le va a decir a Natasha, empezó a discutir con ella sobre unos terrenos que decía que eran de él y Natasha de su familia. Por lo que no le dijo nada de su esperada petición de mano. La acalorada discusión de ambos generó que Iván tuviera pinchazos en el corazón y que se pusiera histérico, lo que hizo que el público se divierta.

Iván se marchó y Natasha habló con su padre, Stepán, sobre la discusión, que al preguntarle por la pedida hizo que Natasha se asombrase y quisiera ver de inmediato a Iván para que le pidiera la mano. Al saber esto, ella saltó en el sofá como una pequeña niña enamorada y alegre, creando una graciosa escena.

Iván regresó y habló con Natasha, pero esta vez tampoco le pidió matrimonio sino que discutieron sobre qué perro de ellos era mejor que el del otro. Al final de la discusión, Iván sufrió un desmayo y pareció estar muerto, lo que hizo que Natasha llorase, pero despertó de forma cómica y ella decidió aceptar la deseada petición.

Los actores de ambas funciones salieron a saludar y fueron aplaudidos por su interpretación. El teatro fue abandonado ordenadamente y a la salida regalaban una bolsa con publicidad y un bolígrafo de la URJC.

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